domingo, 20 de mayo de 2012

MARÍA ES NUESTRA MADRE



Déjame apoyar mi cabeza
en tu regazo
de amor materno.
Déjame arrancar este duelo
del corazón
y cobijarlo
bajo tu velo
devotamente.
¡Quiero olvidar
su latido seco en mi frente!
 
Déjame vivir a tu lado,
cerca de ti
podré volar.
Déjame sentir tu amistad
y aquel perdón
que te pedí
por tu bondad
y tu desvelo.
¡Quiero reír,
quiero cantar, madre del cielo!
 
Déjame rezar a tus pies,
junto a la cuna
del Nazareno.
Déjame abrazar el consuelo
de su Pasión,
tocar su túnica
en el Carmelo
rendidamente.
¡Quiero encontrar
valor en mi cuerpo doliente!.
 
Déjame dormir con la luz
que a tus pupilas
da la piedad.
Déjame morir en el umbral
de mi ilusión,
de la delicia
del buen final
que en Él anhelo.
¡Quiero, al partir,
alcanzarle en místico vuelo!.  
 
Yo, solamente,
madre del cielo,
soy como un niño
que tiene miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario